Las Musas

  

Villa de Arellano. Navarra.
Mosaico Romano s.I-V.
Original conservado en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid.
Medidas 6 x 6 metros.

2.000 años después de su construcción y muchos años más tarde de las primeras excavaciones, la villa de Arellano muestra alguno de los mejores restos romanos de Navarra. El museo, abierto en 2008 atesora en un espacio de unos 2.400 m2 elementos de enorme interés.
La villa, construida entre el siglo I y V, fue en su primera época una explotación agrícola, convertida después en uno de los pocos  reductos que se conservaron  para los ritos paganos frente al cristianismo.
El mosaico de la estancia  «musaeum», lugar destinado al estudio y actividades intelectuales, constituye una de las piezas más valiosas en su género encontradas en Navarra. Popularmente conocido como “mosaico de Las Musas” debe su nombre a la representación de las nueve diosas o musas -Calíope, musa de la oratoria; Terpsícore, musa de la danza; Melpómene, musa de la tragedia; Talía, musa de la comedia; Euterpe, musa del canto y de la danza; Clío, musa de la historia; Urania, musa de la astronomía; y, dado su mal estado de conservación un compartimento ha quedado sin identificar.
El mosaico de «las Musas» fue descubierto en 1882, y vendido a Patrimonio del Estado en 1944. Desde entonces, se exhibe en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid.


El mosaico -de forma octogonal- es una obra de grandes dimensiones, lo que exigió la obtención de más de 300 fotografías para lograr la mayor calidad en la copia.
Para asegurar que la reproducción se integrase en su nuevo entorno, la corrección del color se realizó teniendo como referencia los otros mosaicos que permanecen en la Villa Romana de Arellano.

Fotografía en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid (MAN)

Prueba de color. Mosaico en la sala de la exaedra de la Villa de Arellano

El trabajo se realizó sobre placas ensambladas de poliuretano expandido de alta densidad. Se imprimió una plantilla a tamaño real del mosaico original. Con la ayuda de ésta, se realizó el marcado  de todos los elementos y accidentes que presentaba la superficie del original. El poliuretano recogió todas las incisiones, cortes, cambios de nivel y texturas más significativas que presentaba la obra, se recrearon las pérdidas de teselas, las grietas y lagunas.

Con Papelgel se transfirieron las imágenes sobre la superficie, adaptándolo a las irregularidades y texturas recreadas.

Para conseguir el aspecto que presentaban en el original la pérdida de material en lagunas y grietas, se rellenaron con mortero plástico cargado de pigmento y áridos.

Isabel con los últimos retoques.

La planta octogonal de la estancia  «musaeum», lugar destinado al estudio y actividades intelectuales, fue cubierta con plástico.

Olga en el montaje del mosaico
en la Villa de Arellano.