Santa Maria de Mur

Pintura mural, siglo XI.
Castell de Mur. Lleida.
Encargo de la Dirección General de Patrimonio Cultural de la Generalitat de Catalunya.
Localización de las pinturas:
Ábside, en el Museum of Fine Arts de Boston.
Absidiola, en el Museu Nacional d’Art de Catalunya (MNAC).

En 1907, un grupo de expertos italianos arrancan las pinturas que decoraban el ábside central de la iglesia, bajo las órdenes de Ignacio Pollak, anticuario y comerciante de arte que las compra al rector de Mur. Tras diversos avatares -y evitando la recompra que había iniciado la Junta de Museos de la Generalitat de Catalunya- las pinturas acaban en el Museo de Bellas Artes de Boston.

Del mismo conjunto, la Junta puede comprar las pinturas del ábside meridional -ubicadas actualmente en el Museo Nacional de Arte de Catalunya (MNAC)- que son arrancadas y traspasadas por Ramón Gudiol entre los años 1950 y 1953, ingresando en el museo en 1961.

En el ábside central se conservan restos de pintura original de gran interés histórico, que desaconsejaban la instalación de una reproducción que los ocultase definitivamente. En el año 2006 y después de estudiar diferentes propuestas, la Dirección General de Patrimonio y el Centro de Restauración de Bienes Muebles de la Generalitat de Catalunya,  junto a técnicos de Arsus Paper, establecen el criterio más adecuado para responder a toda la problemática que requiere la intervención.

Se decide albergar la réplica en una estructura móvil; un esqueleto metálico montado sobre ruedas, que permite su desplazamiento.

Este planteamiento resuelve diversas cuestiones. Por un lado, las pinturas vuelven a presidir y dar sentido al templo para el que fueron concebidas; Por otro,  los restos de pintura que aún permanecen después del arrancamiento, pueden ser contempladas desplazando el conjunto. La copia cumple a su vez la función de barrera para mantener los restos del muro original intactos.

ábside abierto detalle estructura ventana abierta fibra de vidrio

Frank soldando

La estructura del nuevo ábside central se realiza en hierro; media jaula de 8 metros de altura donde se alojan tres ventanas (una de ellas abatible para posibilitar el movimiento de apertura). La superficie se modeló con malla metálica. 

El conjunto descansa en varias ruedas que, pivotando en un perno del extremo (único elemento de sujeción en el ábside), permiten su desplazamiento.

Detalle de la estructura

La superficie interior de la estructura está forrada con resina de poliéster reforzada con fibra de vidrio. Sobre ésta, se aplicó un mortero plástico imitando la apariencia de las irregularidades y volúmenes del original, las pérdidas de materia, lagunas y grietas.

Las imágenes fueron realizadas por fotógrafos del museo de Boston – la negociación se realizó desde la Direcció General de Patrimoni de la Generalitat-.
El procesado de éstas fue muy complejo ya que no se tuvieron en cuenta las características que tenían que presentar para su correcta función. En especial -y teniendo en cuenta la forma esférica del ábside- todas las perspectivas y deformaciones que presenta la imagen si no es tomada perpendicular al plano.
Para corregir dichas deformaciones se recurrió a un programa de georreferenciación. Estos programas relacionan puntos de referencia de una imagen con su localización en el plano o espacio para el que van dirigidas. Así, todos los puntos que componen la imagen son forzados a distribuirse de la forma adecuada, evitando deformaciones debidas a las condiciones de la captura de la fotografía.
Nuestras imágenes de referencia, se obtuvieron realizando “calcos” a partir de fotografías hechas de los muros originales.

fotografía original                calco de referencia           software georreferenciación                     imagen final

transfiriendo la imagen con Papelgel

aspecto final del fragmento

La iluminación es un elemento importante para la presentación de una obra de arte. La propuesta debía subrayar la monumentalidad de las pinturas y resolver de forma sencilla y adecuada la iluminación del original y la copia.

Arsus Paper realiza el proyecto de iluminación, que consiste en la colocación de dos focos enterrados en el suelo que iluminan de forma homogénea toda la superficie del ábside. Esta iluminación es muy coherente ya que podemos suponer que antiguamente -ya fuese con velas o antorchas- el efecto de iluminar “desde abajo” sería habitual.

Cuando la copia es desplazada, los focos iluminan de la misma forma los restos conservados en los muros originales.

La absidiola, cuyas pinturas se muestran en el Museo Nacional de Arte de Cataluña, no conservaba ningún elemento apreciable después de los arrancamientos. Para respetar su apariencia, se intervino reproduciendo exclusivamente los restos que hoy conocemos. Todos los fragmentos, repartidos por la cuenca absidial y sus arcos, fueron situados en el muro original hasta conseguir una perfecta integración en el conjunto . Son elementos exentos separados unos milímetros del muro, formados sobre malla metálica, resina de poliéster y fibra de vidrio, sujetos por un número limitado de pequeños tornillos.

absidiola

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